APLAUSOS DESDE EL ALMA (ESCRITO ORIGINAL)

Esta historia comienza así:

Desde que mi madre conmigo en vientre comencé a relacionarme con algunos ruidos existentes más allá del espacio actual, lleno de un líquido en el cual me sentía súper segura navegar.

Seguimos:

A medida que iba creciendo en el vientre de mi madre pues me ví obligada a adaptarme a algunos ruidos melodiosos en algunas ocasiones, y en otras no tanto pero ahí vamos.

La cosa es que cuando yo me veía tan tranquila pues ahí mismo aparecía otro ruido no tan usual a lo acostumbrado, sino que tenía que volver desde cero a entenderlo para adaptarme.

Esto de los ruidos no me gustaban mucho, al moverme tanto en el vientre de mi madre y que para calmarme me frotaba con sus manos en calidad de: por favor tranquilízate, yo estoy aquí y nada te va a pasar, y obvio que hasta me dormía con todo aquello de las frotaderas de manos, se sentía súper bien.

Adelantemos un poco más la historia:

Sucede que ya en mi infancia, como tipo 5 años, a uno sin preguntarle pues le celebran lo tan conocido cumpleaños, cosa que a mí entender no me sabía a nada, pues aún no tenía derechos sobre mi, no aún.

Y pues, solo me tocaba, salir corriendo, comer bizcocho, dejar cargarme por todos y las fotos para el recuerdo, que servirían de constancia más adelante para apoyar todo el esfuerzo de mis padres por hacerme sentir que tuve una infancia feliz.

Saliéndonos un poco de este escenario y moviendonos un poquito más a los 12 años, pues aquí, la historia comenzó a girar distintivamente a lo que antes había vivido, ahora estudiaba pero aún sin control sobre mi, mi vida se basaba en ir a la escuela, socializar y creer que todo es felicidad en lo absoluto.

Algo clave entre la edad anterior y está de ahora, pues que conocí a lo que le llamaba ruido como sonidos, vaya a usted a ver, los famosos sonidos, que mundo este, pues no me adaptaba tan fácilmente y menos sin el control absoluto de mí misma, sino el control absoluto que tenían sobre mí, obvio que mis padres, aclarando algo, era hija única.

La cantidad de sonidos que aprendí hasta mis 12 años, me hicieron entender que somos más sonidos que otra cosa, necesitamos hacernos sentir como lo que somos, ¿seres humanos?, ¿personas?, ¿individuos?, bueno algo de cierto que tiene todo esto es que no somos animales, como el perro, gato, cucarachas, hormigas, mariposas, entre otras que he visto hasta mi entonces, y obvio que hay muchos más tipos de animales, según las conocidas maestras de mi escuela, que es a donde iba de lunes a viernes a socializar y a aprender.

Pero avancemos que el día apremia:

Subiendo de edad, llegué a los 20 años, en la universidad y todo, aquí si los sonidos eran súper diversos, hay algo clave en esta historia y que quizás se me pasó describir, en los cumpleaños que me celebraban, cuando hacia algo nuevo, cuando me gradué, cuando pasaba algo impactante, todos a mi alrededor reaccionaban con uno de los sonidos más raros según mi perspectiva: unian sus dos manos a la altura de sus pechos y echando hacia atrás y hacia adelante se producía un fuerte sonido que removía cualquier silencio que en ese momento pudiera existir, es como un despertar o la tipica vuelta a la realidad, así lo veía yo, ahora de 20 años. 

Sin embargo, este sonido en particular me llevo a tener una de las experiencias mas inborrables de mi vida, y es que aunque quizas no se les he dicho como se llama ese sonido en particular, es algo que me marco toda la vida.

Adelantemonos un poco mas:

Ya de 25 años, toda una joven que si tiene control sobre muchas de sus decisiones y otras apoyadas de sus padres, podia disernir entre lo que es bueno, malo e incluso ruidoso para mi gusto. Profesional era del ambito de la salud, una de las areas mas humanas que puede existir en el mundo, es mas sentir que hacer, es mas ser que tener y es mucho mas que vivir por encima de morir.

Ya casi llegamos al punto:

Mis primeros años me dedique a la enfermeria por completo, conoci de la mano de muchas colegas el trato que debe de llevar una persona enferma o no pero lo que le corresponde por ley divina y no ley de humanos. Un dia de estos, paso algo impactante, no se si recuerdan que al principio les externaba que los cumpleaños para mi no tenian gran significado pues desde pequeña los sonidos generados y a medida que iba creciendo no conectabamos, asi que ese dia decidi llegar un poco mas tarde al hospital, ya que tenia que pasar a resolver algo.

Aguanta casi llegamos a donde te quiero llevar:

Entre pasado de las doce meridiano, justo en hora de almuerzo y mientras me disponia a ir a los cambiadores para vestirme con el uniforme de lugar, entra mi jefe y me dice que una paciente que atendia al parecer no pueda sobrevivir, aqui entre nos, esta excusa no le parecia muy razonable a mi parte personal pero si mi parte profesional lo creia hasta morir, la verdad es que amaba lo que hacia y eso me hacia feliz, esto añadio una sonrisa en mi cara.

Y la cosa va a asi:

Me apuré para ir a darle el socorro que profesionalmente me demandaba a mi misma ofrecer voluntariamente, esto solo lo pensaba a lo interno de mí, jajajaja, pues no sé podran imaginar lo que pasó durante el trayecto a la sala principal que era donde reposaba la paciente que no iba a sobrevivir según mi superiora.

Y lo mejor viene ahora:

Pétalos de diversas rosas regados en el piso, esto cuando entré al corredor que daba a la sala principal, me sentía, mujer en camino a una propuesta matrimonial, que obvio también lo necesitaba pero en su momento, abro la puerta para entrar y el típico momento de suspenso con la luz apagada hace de ese momento la película de terror perfecta. Mientras me iba adentrando mucho más a la habitación las luces apagada en su buena, resaltemos algo, en el corredor si había luz.

Las sorpresas de la vida, sigamos:

Cómo andamos siempre equipados el equipo médico de cualquier entidad de salud, mi foco no me faltaba, al apuntar a la cama de la paciente me encontré que había una nota, que decía lo siguiente: doctora, hoy es un día súper especial para usted y yo hoy le serviré mis servicios. Atte. Lucía. Al voltear camino hacia la salida, se encienden las luces y salen todos los pacientes, me imagino que de las camas porque solo me dirigí a dónde mi paciente, y me engalanan con música, un bizcocho, sodas y muchos papelitos de colores al aire lanzados con bonitos mensajes.

Pero aquí no termina la cosa:

Lo que me impactó de todo es que al encenderse las luces, retumbó ese justo sonido que hizo que todos a mi alrededor crearán una algarabía interminable, refiriéndome solamente, al más impactante ruido: APLAUSOS, fuertes, largos, alegres, impactantes, emocionales, y lo mejor de todo relacionado con mis pacientes favoritos, mi equipo de trabajo que con altas y bajas salimos adelante pero sobre todo yo en medio viviendo a plenitud esos aplausos que venían directa y únicamente desde el alma de cada una de aquellas personas que me enseñaron que no es cualquier ruido, como desde pequeña, adolescente y adultez me había creado en mí mente, estos ruidos son magia, son excelentes conectores, son esencia, son sentimientos, en fin, soy yo a través de ellos.

Y ya para terminar:

Dormimos a los pacientes, limpiamos todo para que al otro día amaneciera muy reluciente pero sobre todo al entrar a mi cuarto y prepararme para dormir, nunca olvidaré que me miré al espejo dándome el mejor regalo de cumpleaños, una sonrisa de oreja a oreja gracias a los aplausos que se estaban rebozando desde mi alma hacia todo mi ser. Cerré los ojos diciéndome: hoy tú aplaudes para mí, pero mañana los haré yo desde mi alma, porque es el mejor sonido que puedas recibir como regalo.